Pandemia, cuarentena y reflexión
Hoy tenemos tiempo para pensar, reflexionar y decidir.
No importa quien eres, a qué te dedicas o dónde vives.
Tampoco importa tu religión ni tu posición social o preferencias sexuales.
La pandemia que vivimos nos está afectando a todos de una forma o de otra y eso debería llevarnos a reflexionar sobre nuestras vidas y la manera en que vivimos.
La historia nos dice lo que ha sucedido cuando el ser humano cae en excesos, se autodestruye.
Si piensas un poco en los excesos actuales te darás cuenta que estamos viviendo una época llena de cosas que no necesitamos, compramos cosas novedosas pero inútiles, las marcas comerciales nos imponen niveles sociales, entre más cara la ropa, calzado y accesorios, somos mejores y "valemos" más.
Ni que decir sobre los excesos de mucha gente famosa y millonaria, ellos gastan Miles de millones de dólares en autos que ni siquiera usan, los guardan como muestra de su poder económico a pesar de no usarlos como lo que son; un medio de transporte.
Además de joyas y ropa costosa, también poseen casas carísimas equipadas con todo tipo de caprichos y frivolidades, por ejemplo diez o doce habitaciones en donde viven una o dos personas y solo las utilizan dos o tres meses al año.
Para muchos ése tipo de excesos provocan envidia y quizás admiración, para otros es como un insulto ya que con el valor de una de esas casas o departamentos se podrían construir viviendas para muchas familias que no son tan afortunadas.
¿Cuántas personas podrían comer en un mes con lo que gastan diez famosos en una semana?
Es un cuento que no termina ni terminará.
Ese tipo de personas son admirados por miles o millones que quisieran seguir sus pasos y hacer derroches iguales o peores pero lo que yo pregunto es lo siguiente:
¿De verdad necesitan lo que compran?
Ahora piensa en ti:
¿De verdad es indispensable lo que compras o lo que tienes?
Deberías darte cuenta que el sistema de vida en el que estamos metidos nos obliga a estar más tiempo fuera de nuestras casas, trabajar más para comprar más, a estar menos tiempo con quién queremos estar, a dejar de disfrutar las cosas más sencillas que nos hacen sentir bien sin necesidad de gastar lo que no tenemos.
Somos exclavos del comercio inútil.
Entre todos, convertimos en millonarios a quienes nos venden cosas que no necesitamos pero creemos que si.
Desde hace algunas décadas nos estamos alejando de todo aquello que nos hace falta de verdad.
Nos hemos olvidado de las cosas más sencillas que nos hacen felices.
Hemos también olvidado pensar en nosotros mismos, en el amor propio, en ayudar a otros sin esperar nada a cambio, tan solo ayudar por el simple hecho de sentir bienestar.
Ya no dedicamos tiempo a nuestras familias y verdaderos amigos, dejamos de hacerlo por las reuniones dónde el alcohol y las drogas son lo que nos da felicidad, una felicidad que solo dura unas horas.
Nos alejamos poco a poco de todo aquello que nos daba paz interior, dejamos de pensar, de reflexionar, de meditar y autoanalizarnos para ser mejores personas.
Tal vez inconscientemente fuimos separando nuestro cuerpo de nuestra mente, nos olvidamos de las cosas buenas como el amor verdadero, la bondad, la fé sin importar religión o creencias, dejamos de pensar en la espiritualidad.
Hoy en tiempos de pandemia tenemos la oportunidad de volver a ser quienes deberíamos ser, recuperar el tiempo que hemos perdido y reinventar nuestra persona, nuestra pareja, nuestras familias, amigos y en general, nuestro mundo.
Tenemos la oportunidad de volver a lo escencial, a volver a ser seres humanos sin dejarnos llevar por lo que no necesitamos.
Es necesario dejar de crear nuevas sectas, religiones, Iglesias, Dioses y semi-Dioses que lo único que quieren es vivir de la fé y la creencia de la gente y acumular riquezas sin importarles nada másque su comodidad.
Debemos aprovechar los avances actuales pero sin caer en el peligroso abismo del consumismo.
Nos urge aprender a amar a nuestros semejantes, a ayudarnos unos a otros sin esperar recompensa.
Tenemos una nueva oportunidad de volver a amar nuestra flora y nuestra fauna para de esa manera amar y apreciar al planeta donde vivimos, donde vivirán nuestros descendientes.
Aprovechemos esta oportunidad porque no sabemos si tendremos otra.
Raúl
No olvides iluminar hoy al mundo con una sonrisa.
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