Cuestión de segundos, la vida cambia en un momento

Pequeñas historias para reflexionar.

Lectura ligera, historias pequeñas que podrían ser realidad y nos hacen tomar algunos minutos de reflexión.
La vida cambia de un momento a otro, algunas veces es bueno, otras no tanto, es por eso que debemos vivir cada día con toda intensidad ya que no sabemos lo que nos espera al día siguiente.
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Cuestión de segundos
En Cuestión de segundos, la vida cambia, en un instante, todo podría ser diferente.




Ignacio, un estudiante afortunado.

(Tiempo de lectura aproximadamente: 2.30 minutos)

Estudiar la universidad para algunos es el último trámite para obtener el título profesional tan deseado por muchos, inalcanzable para otros y para Ignacio, un sueño que muchas veces creía irrealizable.

Por ser de familia pobre, Ignacio desde muy joven se vió obligado a realizar trabajos diversos con el fin de continuar sus estudios. Lavar carros, pintar casas, vender dulces en los lugares con más tráfico, en fin, todo lo que pudiera generar dinero porque desde niño él deseaba y soñaba con diseñar y construir casas y edificios, le apasionaba la arquitectura y desde los 15 años de edad elaboraba sus propios diseños siempre muy detallados, los tenía guardados porque pensaba que algún día los podría perfeccionar y sacarles provecho.

En aquellos días los gastos de la universidad eran muchos, Ignacio aprovechaba todo su tiempo libre para ganar dinero porque a pesar de que sus padres le ayudaban mucho no era suficiente.

Ignacio no podía encontrar un trabajo estable, es por eso que aquel domingo por la mañana caminaba por la avenida principal con trapos, cepillo y un recipiente para agua con el fin de encontrar carros para lavar y de esa manera juntar la cantidad que necesitaba para la colegiatura y los proyectos que debía entregar en la universidad.

Mientras caminaba, hacía cuentas en su mente tratando de saber cuánto más necesitaba.

Fue entonces que escuchó el ruido de motores de autos, de inmediato buscó alrededor con la mirada para saber de dónde venían y así tener la oportunidad de protegerse.
No tuvo mucho tiempo antes de escuchar el rechinar de neumáticos al mismo tiempo que uno de los autos se dirigía a gran velocidad hacia donde él estaba.

Fue por instinto de supervivencia que dio un gran brinco tratando de alejarse de aquél vehículo para evitar ser atropellado. Sus herramientas de trabajo cayeron en varias direcciones mientras Ignacio caía cerca de la pared de la tienda de la esquina donde se encontraba.


Era domingo por la mañana, aproximadamente las 7 con 15 minutos, nadie más caminaba cerca de ése lugar y afortunadamente solo fue un susto para Ignacio que salió ileso, solo un raspón sin importancia en un codo.

Después de unos segundos, ya recuperada la respiración y asimilando la situación, buscaba con la mirada sus pertenencias, el recipiente, los trapos y el cepillo con los cuales pensaba lavar carros aquella mañana.

Junto a sus trapos descubrió un envoltorio pequeño, con recelo lo abrió poco a poco y descubrió un rollo de billetes sin saber de dónde habían llegado.

Después de pensar un poco, supo que lo habían arrojado desde el auto así que se quedó parado esperando a que alguien llegara a buscar el dinero.

Por un momento pensó en alejarse pero una de las frases favoritas de su padre lo detuvo; " Nosotros somos pobres pero muy honrados".

En algún otro momento pensó en lo que podría hacer con el dinero, no tenía idea de cuánto era pero sabía que era una buena cantidad.

Pasaron 40 minutos sin que nadie apareciera buscando el dinero así que decidió regresar a casa para contarle a sus padres lo sucedido y entonces decidir qué hacer.

Durante varios días conservaron el rollo de billetes sin gastar ni uno solo, hasta que se enteraron de que aquella mañana del incidente, a unas calles del lugar, dieron muerte a un sujeto con antecedentes de narcotráfico.

Fue así como Ignacio consiguió pagar lo necesario para continuar sus estudios, compró una bicicleta y su familia vivió decentemente hasta que él comenzó a trabajar y conseguir mejores ingresos para el bien de todos, cada domingo por la mañana acudían a la iglesia y daban gracias a Dios por aquél regalo inesperado, la vida cambia en un momento...en Cuestión de segundos.

Cuestión de segundos,  la vida cambia en un instante...


El caso de José y Javier

Aquella era una tarde lluviosa como muchas otras, gente corriendo y caminando a paso apurado tratando de no mojarse tanto, otros más prevenidos caminaban normalmente resguardados por una sombrilla.

Gente de diferentes edades asomaban por las ventanas de los edificios alrededor de aquella área, algunos solo miraban el caer de las gotas de lluvia, otros observaban la lluvia y a la gente, sus movimientos y vestimenta.

Todo parecía una tarde como cualquier otra en la Ciudad de Guadalajara.

Vehículos rodando en todos los sentidos, con mucha precaución  la mayoría, pero no todos, algo estaba por alterar aquella tarde de rutina pero nadie podría saberlo, mucho menos prevenirlo.

José conducía el autobús urbano de pasajeros en la ruta acostumbrada con mucha precaución, muy consciente de que los pasajeros eran su responsabilidad, por lo tanto, la vida de ellos dependía en gran parte  de su forma de conducir el autobús especialmente en días lluviosos como aquél y se concentraba más todavía.

Javier nunca se dio cuenta del semáforo en rojo, cuando reaccionó ya el vehículo de carga estaba por chocar contra el autobús que conducía José, justo a la mitad, donde los pasajeros estaban más desprotegidos, Javier no sabía que hacer cuando vio lo había causado su descuido, después se apresuró a ayudar a los heridos hasta que un par de policías lo esposaron y subieron a una patrulla.

Javier también conducía ésa tarde, recién llegaba a la Ciudad de Guadalajara conduciendo un vehículo de carga con varias toneladas de pepinos y chiles procedente de Sinaloa.

Después de conducir varias horas durante la noche, el vehículo se detuvo debido a una falla mecánica casi al amanecer, lo cuál retrasó su viaje y por lo tanto la hora de llegada al almacén donde lo esperaban desde el mediodía.

Se sentía fatigado, las llamadas a su teléfono celular por parte de su jefe, quien lo presionaba para apurar el paso, los compradores del producto quienes querían saber cuánto tiempo más debían esperar además de su esposa preocupada por él, lo hacían sentir más presionado y conducía rápido tratando de avanzar a pesar de la lluvia.

La entrega de pepinos y chiles nunca llegó a su destino, el accidente de aquella tarde en Guadalajara fue comentado durante varios días.

Entre los heridos había tres niños, uno de los cuales perdió un brazo, una mujer embarazada estuvo muy grave pero logró superar la gravedad de sus heridas y golpes, varias personas con golpes considerables pero sin consecuencias, lamentablemente una mujer de 43 años, quien recibió el mayor impacto del accidente no pudo sobrevivir, dejando huérfanos a dos hijos, uno de ellos estaba por terminar sus estudios superiores, el otro estaba recién casado.

La peor condena para Javier fue el recuerdo del accidente, las pesadillas eran constantes,  su peor castigo fue que el dueño del vehículo que manejaba nunca le ofreció la ayuda que necesitaba ni siquiera lo fue a visitar.

Los otros culpables del accidente, aquellos que presionaron a Javier para apurar el paso y llegar pronto a entregar su carga... ellos al poco tiempo olvidaron todo y siguieron con su vida sin remordimiento.
    
La vida cambia en un momento, en Cuestión De Segundos.
                     Raúl
El artículo anterior es producto de la imaginación y creación del autor, todo parecido o semejanza con un hecho real es mera coincidencia.

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Cuestión de segundos, la vida cambia en un instante.


Carmen, Fernando y Patricia Un noviazgo de más de dos años, Fernando era un tipo engreído, mujeriego y le gustaba tener a Carmen a su disposición en el momento en que él quisiera. A pesar de tener como novia a una mujer de buenos principios y modales, a Fernando le gustaba salir con otras mujeres descuidando a Carmen.
En algún momento, Carmen conoció a otro hombre y pensando que sería mejor terminar con Fernando decidió enfrentarlo y dar por terminada su relación con él. Al conocer la decisión de Carmen, Fernando salió enfurecido, conduciendo su vehículo a toda velocidad. Al dar un giro hacia la derecha perdió el control y se fué sobre la banqueta arrollado a Patricia de 19 años, hija única de un matrimonio humilde, quien perdió la vida al momento por el violento impacto. La reacción de Fernando fué huir; Jamás se enteró que Patricia abría el buzón para enterarse de ser aprobada para recibir una beca estudiantil por excelentes calificaciones. Los padres de Patricia fallecieron antes de un año, no soportaron la pena y desdicha de perder a su única hija de una manera tan repentina. Fernando sigue vivo sin que le importe nada, solo su propia existencia. La vida cambia en un instante...en Cuestión de Segundos.




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El caso de David y Esperanza 

David y Esperanza llevan 6 años de casados, ubicados en la clase media alta de la sociedad, viven con algunos lujos y desahogo económico desde hace 3 años cuando David, arquitecto de profesión, consiguió asociarse con un par de buenos ingenieros para comenzar una compañía constructora que poco a poco ganaba posición y generaba empleos debido a la calidad y belleza de las construcciones que llevaban a cabo.

El aumento de trabajo genera buenas ganancias pero al mismo tiempo requería estar más horas en la oficina y muchas veces David debía terminar algunos proyectos en casa lo cual molestaba a Esperanza, quien sólo debía trabajar de lunes a viernes en la Universidad donde ejercía como maestra de economía. Los desacuerdos crecían conforme pasaba el tiempo. 
Las discusiones se agrandaban cada vez más. Habían llegado al grado de ofenderse uno al otro sin verdadera intensión ni propósito. Solo se trataba de ganar tal o cuál pleito casi siempre debido a la poca oportunidad de compartir momentos agradables entre ellos. Una cena, una comida, ir al cine o de compras. Compartir una tarde con familiares o amigos se volvió algo casi imposible para los dos, siempre un nuevo proyecto urgente impedía socializar a la pareja con sus allegados. Una mañana de octubre, cómo a las 10 am, David se preparaba para salir a una cita de negocios para conseguir la aprobación de una nueva obra. Esperanza se apresuró a recordarle el cumpleaños de su madre que celebrarían en un restaurante con un almuerzo familiar. Eso fue lo que terminó con la paciencia de Esperanza, la discusión creció tanto que los gritos y maldiciones se escucharon por el vecindario mientras David abordaba su auto de modelo reciente apurando el paso sin importarle los gritos de Esperanza. ¡Ojalá te mueras desgraciado! Fue lo último que ella dijo antes de estallar en llanto. Una llamada Telefónica mencionó su nombre para avisarle del accidente de su esposo. El choque contra un vehículo pesado casi terminaba con la vida de David quien imprudentemente no obedeció la luz roja debido a su enojo. La recuperación fue lenta y dolorosa, aquél accidente le dio una lección a ambos quienes asimilaron aquél infortunado suceso y decidieron dedicar más tiempo a su relación como pareja. David consiguió un asistente para aligerar el exceso de trabajo y dedicar más horas a su esposa. Esperanza tomó algunas terapias donde le hicieron comprender que no siempre las cosas van a ser de la manera que ella lo desea. Cuestión de segundos... la vida cambia en un instante.
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El caso de Gustavo
Gustavo caminaba por la calle principal de aquella pequeña Ciudad en la provincia mexicana del estado de Querétaro, cabizbajo, a paso lento, no tenía ninguna prisa por llegar a su pequeño departamento donde lo esperaba una fría y solitaria sala, una cocina vacía, una desarreglada  habitación y un televisor lleno de voces lejanas que lo acompañaban cada noche después del trabajo cuyo control remoto no encontraba algo suficientemente interesante  que lo mantuviera más de tres minutos sintonizando el mismo canal.

Su única y fiel compañera era la botella de ron sobre la mesa de centro, ella le provocaba el sueño que necesitaba cada noche para descansar y despertar para otro día de trabajo, al atardecer de nuevo la caminata, los pasos lentos, llegar al departamento y una vez mas encender la televisión, cambiar de canal una y otra vez, embriagarse, dormir, despertar, y así continuar cada día, cada semana, cada mes desde hacía ya 14 meses cuando su novia terminó con él para cambiar de Ciudad, se fue a la Ciudad de México buscando un futuro más cómodo y desahogado.


Pero aquella tarde no sería igual,  en cuestión de segundos su rutina cambiaría sin que Gustavo lo imaginara.

Como todas las tardes, Gustavo caminaba por la calle a paso lento, pensando en la botella de ron que le esperaba al llegar a su departamento, al dar vuelta en una esquina, sintió el cuerpo de una mujer chocando contra el suyo, sintió sorpresa, vergüenza y se apresuró a ayudar a aquella mujer que al momento del impacto soltó su teléfono celular el cual al caer al piso de, se desarmó en varias partes, y unas cuantas hojas de papel guardadas en un folder amarillo también se desplegaron.

Ella se disculpaba al mismo tiempo que Gustavo, él trataba de ayudarle a levantar las cosas del piso mirándole el escote, los labios y los enormes ojos negros sorprendidos por el incidente.

Después de un momento, Patricia se dio cuenta que su tobillo estaba lastimado, trataba de caminar pero el dolor se lo impedía, Gustavo le ofreció su apoyo y entre palabras entrecortadas y nerviosas invitaba a Patricia a su departamento dónde tenía algunas vendas que ayudarían a disminuir el dolor en el tobillo de ella.
Los días siguientes con el pretexto del tobillo, Gustavo visitaba a Patricia y se mantenía en contacto por teléfono, ya no necesitaba el ron para dormir, ahora prefería la sobriedad para pensar en ella, el enamoramiento fue mutuo.

Así comenzó todo, con un accidente leve que los dos recordarían porque gracias a aquel incidente sus vidas cambiaron por completo.

Al paso de los años llegaron los hijos que completaron su felicidad, viviendo un matrimonio digno de la mejor historia de amor.

En cuestión de segundos, la vida cambia en un instante.


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El caso de Marta
Marta caminaba de prisa por la calle tratando de llega a tiempo a su trabajo, casi llegaba al cruce de una avenida principal, 
Quiso  aprovechar la luz verde para peatones, apresuró el paso cuando una de sus zapatillas se soltó y tuvo que detenerse a ajustar la correa haciendo un gesto de malestar.


Al agacharse a resolver el contratiempo, escuchó un golpe seco acompañado de un rechinar de llantas

repentinamente cerca de ella. 

Al levantar la mirada pudo ver el cuerpo de la señora que caminaba justo al lado de ella unos instantes antes de darse cuenta del problema en su zapatilla.

La imprudencia de un conductor cobraba como víctima a una mujer apresurada. 

Con desesperación pudo apreciar como el cuerpo de aquella persona caía casi al medio del cruce de aquellas avenidas.

Sintió impotencia, terror, pánico y desesperación al mismo tiempo.

Un segundo después un vehículo pasó por encima de aquella señora arrebatando su vida en un instante. 

Marta quedó como si estuviera congelada, sin poderse mover,  completamente estática, justo frente a sus ojos una mujer perdió la vida. 

Pero eso no fue lo peor, al momento de cerrar sus ojos comprendió que si no hubiera ocurrido aquel percance con la zapatilla, su cuerpo estaría tal vez tendido sobre el asfalto quizás sin vida.
Aquella zapatilla que probablemente le salvó la vida en tan solo cuestión de segundos, la vida cambia en un instante.

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